martes, 15 de mayo de 2007

TENÍA UN SUEÑO

Tenía un sueño.

Era un sueño como deben ser los sueños, grandioso, especial, único.

Tenía yo también todo lo que hace falta tener para poder tener un sueño como el mio, era imaginativa, creativa, melancólica, huraña a veces y como no, soñadora.

Cuando me atrevía a contarlo, a los que lo hacía se reían como si les hubiera contado una de las mejores de los Hermanos Marx. Sin embargo, cuando mi sueño se abría paso entre los adultos éstos me miraban extrañados y me tomaban por un bicho raro. Pero a pesar de todo mi sueño no se debilitaba y seguía haciendo estragos en mi.

Había veces que mi sueño me arrebataba la conciencia y me sometía su gusto. Otras veces hacía que me quedara atrás en la actualidad que rodeaba a mis amistades. Cuando él lo deseaba hacía que mi mente volara con él y se fuera lejos del lugar en el que estaba mi cuerpo. Pero a pesar de todos los inconvenientes que me pudiera provocar mi sueño era maravilloso tenerlo, ¡era el mejor sueño que había conocido nunca!

Nadie tenía un sueño como aquel. Unos soñaban con dinero, otros con fama y prestigio, algunos con amor...pero con lo que yo soñaba nadie lo había hecho nunca. Mi sueño era el mas original.

Cuando me despertaba cada mañana lo primero que hacía era llamar a mi sueño a y ver si aún seguía ahí. No había nada que me asustara mas en este mundo que quedarme sola y vacía sin mi sueño, eso querría decir que definitivamente me había convertido en adulta, es decir habría sucedido una catástrofe irremediable e irreversible en mi vida.

Yo vivía única y exclusivamente para mi sueño y él lo sabía y, como buen sueño, se aprovechaba de eso y conseguía que mi dependencia fuera total.

Aprendí pronto a no confiar mi sueño a nadie que no supiera valorarlo lo suficiente. Porque, y eso también lo aprendí pronto, hay gente que se dedica a destruir de un simple manotazo toda una vida dedicada a un sueño concreto. Y yo no quería que eso pasara porque después de todo, mi sueño era lo único que yo poseía.

Había momentos en los que me sentía la persona mas feliz del mundo porque veía muy cerca, casi al alcance de la mano, mi sueño. Creía que por fin se haría realidad y entonces mi felicidad era inmensa ,pero, como si hubiese sido un espejismo, desaparecía muy rápido y volvía a mi ilusión primitiva. También había veces que no sabía si realmente me gustaría que se cumpliera mi tantas veces soñado sueño porque ¿y si después de todo no resultaba ser como yo había imaginado? Entonces eso sería fatal y no creo que fuera capaz de recuperarme nunca, imagina, como sería la vida sin un sueño porque se que si en algún momento yo dejara de soñar dejaría de vivir.

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