viernes, 11 de abril de 2008
MI HIJA DUERME Y ME GUSTA SABER QUE DUERME
Mi hija duerme y me gusta saber que duerme. Me gusta verla dormir, con esa tranquilidad que refleja su carita redonda. Sus rasgos se relajan con el sueño y a veces una sonrisa fugaz atraviesa su boca. Esta sensación es tan indescriptible y a la vez tan universal que todas las madres del mundo saben a lo que me refiero. Mi hija duerme en su pequeño moisés y a pesar de que acaba de dormirse y de que mis brazos están cansados y se me acumulan las cosas por hacer estoy deseando que se despierte y volver a acurrucarla contra mi pecho. Me gusta su olor, su color, me gusta acariciar su cabeza y sus manos, pero sobre todo me gusta sentir su calor y su peso en mis brazos, su postura fetal sobre mi, como cuando estaba en mi barriga y se movía sin parar. La sonrisa consciente comienza a cambiar su rostro inexpresivo de recién nacida y lo convierte en la cara de un bebé, otorgandole una personalidad propia. Se ríe cuando le hablo y la miro, cuando le digo cosas que una madre dice a su hija…Mi hija duerme al fondo del pasillo y no puedo dejar de pensar en ella ni un solo minuto de mi existencia…
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