Rebekka nació con la lluvia.
Mi parto empezó un sábado por la noche y a veces tengo la sensación de que durante todo el día supe que se acercaba el momento, por la mañana me duche, terminé de preparar la canastilla, preparé comida para el día siguiente, limpié la casa… Empezaron las contracciones mientras leía por enésima vez “El Señor de los Anillos” y fue tal y como explican en los manuales. Dolores esporádicos que a cada momento se acercaban más y más. No estábamos muy seguros si sería el inicio del parto así que nos fuimos a la cama con un cronómetro y fuimos cronometrando cada contracción. Cuando eran cada 5 minutos hice caso al consejo de Lorena, mi mejor consejera durante el embarazo, y me metí en la ducha, al acelerarse mas aún las contracciones con el agua caliente, tal y como ella me dijo, nos convencimos de que era el momento y a las cinco de la madrugada nos fuimos al hospital. Cuando llegamos ya había dilatado cinco centímetros. Los cinco primeros fueron rápidos y apenas dolorosos, los otros cinco no tanto, la dilatación se ralentizó y se hizo mas dolorosa al llegar al hospital y dejar la tranquilidad de nuestra cama y nuestra casa.
Las manos de Fran fueron mi mejor anestesia, su calor sobre mi espalda, su calma ante mi dolor, sus palabras tranquilizadoras, sus besos y abrazos, sus miradas empáticas me hacían sentir fuerte y capaz de todo, sin él no hubiera podido hacerlo. Por lo que cuando solo nos quedaban dos centímetros pedimos la epidural. A pesar de ser muy reacia a ella me sirvió para poder descansar y dormir durante casi dos horas y eso hizo que el trabajo de parto fuera mucho más fácil y rápido. Había recuperado fuerzas y en apenas dos pujos salió Rebekka, sin episiotomía, sin desgarros, un expulsivo limpio y rápido. La oímos llorar antes de salir y fue el sonido mas emocionante del mundo. No pudimos evitarlo y nos convertimos en una familia que no podía dejar de llorar.
1 comentario:
Qué abandonada te tengo a ti y a tu blog. Vienen ahora unas fechas malas pero prometo buscar tiempo para hacer una visita.
Un besazo
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