martes, 20 de marzo de 2012

HABÍA LLEGADO, EN VERDAD, LA PRIMAVERA

La primavera ha llegado, para nosotros es un paso tranquilo, a veces casi imperceptible, por eso me gustó tanto esta descripción de Tolstoi de la llegada de la primavera rusa...

"La primavera tardó en llegar. En las últimas semanas de la Cuaresma, el tiempo era sereno y muy frío. durante el día, el sol provocaba el deshielo, pero por la noche la temperatura era de siete grados bajo cero, y el hielo formaba una costra tan dura sobre la nieve, que los vehículos no necesitaban seguir los caminos. El día de Pascua nevó. Pero al día siguiente se levantó de repente un viento cálido, se amontonaron las nubes y durante tres días y tres noches cayó una lluvia tibia y ruidosa. EL jueves, el viento se calmó y una niebla densa y gris se extendió sobre el terreno, como para ocultar los misterios de las mudanza de la naturaleza. Era la vida misma que reía y gemía tras ese velo. Mientras caía la lluvia, se derretía la nieve, crujían los hielos y aumentaba el rumor de los arroyos amarillentos y espumosos.
Finalmente, el lunes de la octava de Pascua. al atardecer, se disipó la niebla, las nubes se esparcieron, tomando la forma de vellones blancos, y llegó la verdadera primavera. Al día siguiente, un sol brillante acabó de fundir la ligera capa de hielo que se había formado de nuevo durante la noche, y el aire tibio se impregnó de los vapores que subían de la tierra, La hierba vieja reverdeció pronto y la joven empezó a brotar tímidamente. Se hincharon los capullos del viburno y de la grosella, y sobre las doradas ramas de los mimbres volaban zumbando alegremente las abejas, liberadas de su encierro invernal. Invisibles alondras cantaban sobre el aterciopelado verdor de los prados y sobre los rastrojos helados. Los frailecillos gemían en los cañaverales y en los huertos inundados por las lluvias torrenciales; y las grullas y los patos silvestres, volando muy altos, lanzaban estridentes y alegres gritos. En los prados mugían las vacas, con manchas de pelo no mudado aún. En torno a las baladoras ovejas que empezaban a perder los vellones de su lana, brincaban patizambos corderillos. Y vivaces muchachuelos corrían alo largo de los senderos húmedos, dejando en ellos las huellas de sus pies descalzos. En las albercas se oía el rumor de la charla de las mujeres ocupadas en colar la ropa y en todas partes resonaba el golpe de hachas de los campesinos, que reparaban sus rastrillos y sus arados.
Había llegado, en verdad, la primavera."

Ana Karenina
León Tolstoi

1 comentario:

MENTA Y CANELA dijo...

Este libro lo leí en el año catapum...
Rosa.