¿Por qué todos nos miran raro al contar nuestra visita al cementerio de Viena?
¿No os interesa la manera que los diferentes pueblos tenemos de entender la muerte? Yo creo que es imprescindible para comprender como ven la vida...
Fue el paseo mas extraño que he dado nunca. Creo que por primera vez en mi vida sentí esas vibraciones de las que tanta gente habla. Quizá fueron a causa de los disparos en las lápidas judías, la hiedra ocultando las viejas tumbas, los inmensos robles creando un bosque en mitad de la ciudad de los muertos, el cielo blanco que amaneció ese día de agosto, la soledad de las calles llenas de estatuas dolientes, el Ejercito Ruso enterrado con honores en un ala completa del cementerio, las amplias praderas y los extraordinarios jardines que aparecían detrás de cada recodo del camino, la inmensa iglesia que marca el punto central del lugar, las tumbas de hombres que parecían inmortales y demostraron no serlo, reyes y reinas en sarcófagos de oro... o quizá solo fue mi mente...
1 comentario:
Quizas, todos aquellos que te miran raro, son los raros, no tu, ni yo, pues los cementerios y en ello coincido contigo, es una visita casi obligada a una ciudad, sobre todo si es cementerio antiguo. En mis viajes o rutas en bicicleta, siempre he visitado esos cementerios al pie de la iglesia o capilla de turno, pues esta vision te dice mucho de un pueblo, y sobre todo te deja fluir la imaginacion con historias y nombres que quizas nunca han existido, y si han existido, nunca los conoceras. De hecho, tengo fotos de muchos cementerios de mis rutas, que como bien dices, cuando los demas las ven, siempre dicen lo mismo, ¡que gusto tienes!. Pero esa paz que se vive en el interior de un cementerio, hay pocos sitios donde se puedan sentir, cuando paseas con calma y sin prisas por ellos.
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